martes, 7 de julio de 2009

Lo Malo y lo Peor de la Crisis de Honduras

Vientos reeleccionistas ponen a prueba la solidez institucional del continente. Muchos no los sobrevivirán. Ya callo el primero.

Mala, muy mala noticia para America latina es la ruptura institucional en Honduras. Por muchas razones: por los daños inmediatos, por los efectos a futuro y por que además ha dejado en evidencia la inoperancia de los organismos multilaterales supuestos a defender el mandato democrático continental. Así bien, esto que empezó hace muy poco, tiene todo el potencial para que su impacto se sienta en la región por años, cuidado décadas.

Culpables allá son muchos. Lo es Zelaya, quien fue el primero en violentar el orden al intentar forzar militarmente un referendo. El, aun siendo reinstaurado como Presidente, debería ser enjuiciado y quizás encarcelado por abuso de poder y desconocimiento del proceder jurídico. Lo son también el actual presidente Roberto Micheletti, el comandante del ejército, Romeo Vásquez y los miembros de la corte, que entre todos dieron un golpe de estado, secuestraron al Presidente de la republica y lo despatriaron a Costa Rica. Ellos deberían ser igualmente juzgados por sus crímenes.

Pues todos son culpables y en realidad la única forma de medio solucionar este embrollo, seria judicializar y encarcelar a los involucrados. Que son todos, por eso será imposible, por que aquí han fallado, las tres ramas del estado y para redondear, también los militares; Quien podría tirar la primera piedra? En resumen, quedo en evidencia que Honduras no era más que un estado de papel, que se ha desmoronado al sentir las fuertes brisas reeleccionistas que soplan por el continente.

Eso fue lo malo, lo peor es lo que podría ocurrir a futuro en el país centro americano y en el resto del hemisferio; encima de los disturbios que ahora observamos, y que podrían derivar en un derramamiento de sangre indescriptible. A mediano y largo plazo, se ha sentado un precedente muy negativo.

En libro titulado “El billón de abajo”, el economista británico Paul Collier describe las razones por las cuales los países más pobres nunca salen del atolladero, y las denomina “trampas” contra el desarrollo. Una de esas trampas es el golpe de estado. Dice Collier que un país donde ha ocurrido un golpe de estado tiene una probabilidad substancialmente superior de que otros tengan lugar en el corto y mediano plazo. Y del mismo modo, aunque en menor porcentaje, existe una tendencia a que naciones vecinas o del área los sufran. Mas aun cuando el golpe de estado es no solo exitoso, sino además impune. La caída de la democracia Hondureña puede ser fácilmente la primera de varias otras que estaremos viendo en tiempos próximos. En Honduras o en otros rincones de America Latina.

Y encima de todo la OEA. Impotente una vez más para defender la democracia continental. La insignificancia de ese organismo evoluciona de lo evidente a lo escandaloso. Pesar produjo el señor Insulza, quien sin éxito pretendió exigir a la actual dirección hondureña la entrega del poder. No tenía el director de la OEA mecanismos de coacción sustanciales como para convencer al gobierno de Micheletti.

Los problemas de la OEA son varios. Primero, que no esta soportada en un acuerdo económico sólido, como aquel que dio origen a la unión europea, luego las sanciones económicas son muy limitadas. Segundo, que tampoco posee, como respaldo, un acuerdo bélico que incluya la intervención militar como mecanismo de garantía. Tercero, que de ella hace parte Estados Unidos; cuyo poderío, tanto económico como militar, genera un inmenso desbalance que hace imposibles los dos primeros puntos.
Pues entonces, como dijimos al principio, es muy mala noticia para America Latina lo sucedido en Honduras. Por todo la malo que ya ha ocurrido, y lo peor que aun podría estar por venir.

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