miércoles, 6 de febrero de 2008

Marchando En Contravía

Mas que la marcha, lo útil y pedagógico fue ver el ambiente y el debate que se genero en torno a ella.

Imposible no comentar sobre el resultado de la marcha del Lunes. Pocas veces ve uno millones de personas protestando en las calles de manera pacifica. En Colombia o en cualquier otra parte. La primera conclusión que se debe sacar es la relevancia que ostenta el Internet en el mundo moderno y el poder que tienen las paginas interpersonales al estilo Facebook. Al ver la lista de lugares internacionales en los que marcharon colombianos se queda uno frío; muchos de ellos son difícilmente señalables en un mapa para el cristiano común.

Pero bueno, haciendo eso a un lado, metámonos en lo que fue la marcha y sus consecuencias. Tengo que aclarar que no soy muy optimista del resultado, al menos no en una marcha como esta, en la que el objetivo de la protesta no hace parte de la legalidad. Y aquí viene mi primera conclusión: al marchar contra las FARC, la gente le ha reconocido una conciencia civil. Decía yo en estas páginas la semana pasada que el gobierno, entre su actitud de no cerrar los canales políticos y su discurso de condena, no encuentra una definición de lo que las FARC son, sin importar cómo les llame. Pues con la convocatoria y con la marcha, es ahora la población la que aqueja confusión. La marcha pacifica tiene el objetivo de manifestar inconformismo y la intención de impulsar un cambio en aquel o aquellos que son la fuente del malestar.

Al marchar contra las FARC se les reconoce una conciencia civil y se acepta la posibilidad de que la protesta genere un cambio en ellas. Nadie pensaría en protestar contra una banda de apartamenteros, por ejemplo. Así entonces, la marcha es también un reconocimiento tácito, quizás inintencional, de la beligerancia de las guerrillas. Si bien pocos o ninguno de los marchantes las aceptan como partido o movimiento político, tampoco los consideran delincuentes comunes. En conclusión, no sabemos que son las guerrillas.

Seguidamente, tengo que mencionar la actitud del Polo Democrático. Mas allá de que la manifestacion sea fructuosa o infructuosa, no debería haber duda en la mente de ningún colombiano para condenar el accionar de ningún grupo armado. Las victimas del paramilitarismo no excusan las victimas de las FARC. Ni al contrario. No debería haber nadie que justifique a unos o a otros. ‘YO NO SOY NI GUERRILLERO NI PARACO’ debería ser el lema de todos los colombianos en la coyuntura histórica que enfrentamos. El comportamiento del Polo, su duda, sus explicaciones, son testimonio de que no es un partido político preparado para gobernar el país. Como no lo son tampoco los que argumentan en favor del paramilitarismo. Nadie que excuse, apoye, o que simplemente se niegue a rechazar la utilización de la violencia como método aceptable para hacer política, debe ser considerado como opción de poder. Como diríamos en la costa: El polo pelo el cobre.

Sus pocos dirigentes que han sido capaces de marcar distancia y de condenar abiertamente las guerrillas, independientemente del funcionamiento de otros grupos delictivos, deberían contemplar la posibilidad de abandonar la colectividad y hacerse espacio en otras toldas. Tal vez podrían jalonar el liberalismo hacia la centro izquierda, su lugar natural.

Dicho lo anterior, tendríamos que analizar ¿Que cambio entre el Domingo y el Martes?. Ahí encontraremos las consecuencias reales de lo que fue la caminata en si.

En cuanto al gobierno, no deberían allá celebrar tampoco. El pueblo no esta supuesto a lidiar con la delincuencia, para eso esta la fuerza publica, de quien el líder máximo es el jefe del estado. Si a la gente le toca directamente bregar contra el delito, es porque el gobierno, este y muchos otros que le precedieron, han sido ineficientes en proteger la vida, bienes y honra de la ciudadanía. Si las FARC, como reza en la retórica del ejecutivo, son un grupo de bandoleros, el gobierno estaría meramente festejando su incompetencia. Pero si no lo son. . . . . . he ahí el dilema.

Ñapa: Finalizo una nueva edición del carnaval de Barranquilla. Las balas de los violentos nunca atravesaran el escudo de alegría que vestimos los colombianos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Que pena, pero el 99% de las personas que marchamos el pasado 4 de febrero no estamos legitimando a las farc, ni dándoles estatus de beligerancia. Lo que sí sabemos y por eso marchamos es porque son los HP mas grandes del mundo y responsables de muchos de nuestros problemas y tragedias, incluyendo a los mismos paras,que no son mas que engendros maléficos de las farc

Anónimo dijo...

No puede estar mas equivocado al interpretar lo que es un estado de beligerancia, lo que implica, y mas importante: como se reconoce. El sentido de la marcha no deberia ser necesario recalcarlo mas: fue un rechazo, no un reconocimiento a ninguna legitimidad. Sr.Plata: si quiere hablar de estados legales de beligerancia, estudie un poco mas el tema.

vigiasdepaz dijo...

Creo que tiene mucha razón en lo que dice,ya lo había pensado, y me extraña no haber leído antes esas ideas. Por esa misma razón me parecía absurdo que la marcha de febrero se dispersara sobre consignas poco concretas como: no a la guerra, no a la corrupción o no al secuestro(¿no es una perogrullada protestar contra la guerra? acaso alguien quiere guerra). Protestar contra las farc significa que el proyecto que tienen de tomarse el poder por la fuerza prácticamente nadie comparte.

Anónimo dijo...

buen articulo sr plata. El pueblo colombiano tiene derecho a alcanzar una paz que ha sido esquiva por tanto tiempo, ya son mas de cuatro décadas.
Por eso tenemos que rechazar cualquier grupo que genere violencia llámese como se llame por eso todos tenemos que impulsar la idea " No soy ni paraco ni guerrillero"